Visitando de nuevo al blog que me inspiro a hacer tener mi propio blog, me encontre con esta joya de entrada en el blog de CHOCHOS es bien chido pa escribir neta ahi les dejo un link si esque alguien lee esto y pues le interesa . http://blog.chochos.com.mx/
Pero bueno Pondre su entrada que el escribio , si fue el, y NO yo, habiendo dejado esto en claro ahi les va.(la neta lo intente poner primero en una caja de dialogo pa' que se viera que NO lo escribí yo, pero se ve bien feo).
De vez en cuando me pongo a reflexionar sobre el tipo de padre que sería yo, y he llegado a la conclusión de que la respuesta es un tanto confusa.
Si algún día Dios me hace la re-cochina jugarreta de enviarme una hija, le pondré un nombre bonito, como Valeria o algo por el estilo. La verdad es que no conozco a nadie con ese nombre, pero me parece que alguien con un nombre chido tiene la vida con garantía de éxito, o de menos ya nace un peldaño arriba de los Masiosares, Aniv de la Revs, Lady Dis, y todos los nombres chundos que existen en el mundo.
Lo que no cabe duda es que seré un padre celoso y un poco posesivo. No solo porque conozco la calidad de perros infelices que son los chavos de ora, sino también porque la habré hecho yo, y aunque no haya nacido directamente de mi ser, yo habré puesto la semilla del caché y la sangre azúl, entonces merezco un poco de derechos sobre su vida.
En definitiva no la dejaré tener novio hasta no haber cumplido, no se… unos 30 o 35 años, y me encargaré de asegurarme de su castidad haciéndola vestir un cómodo cinturón de acero, que al contacto con cualquier pene, dedo o consolador, despida una descarga de unos 3000 volts. Tampoco se trata de matar a nadie.
Como los jóvenes siempre se valen de artimañas para burlar la ley, me aseguraré de que como regalo de 15 años, reciba una bella cadena con la cual la tendré siempre a mi lado. No obstante, para darle libertad, la cadena con la que estaría amarrada a su recámara mediría poco más de 30 metros, y para brindarle mayor comodidad, se la fabricaría especialmente de un material tan ligero como el algodón pero más duro y resistente que el acero. Obviamente ahora no existe, pero cuando nazca mi hija ya existirá. Bobos.
Para que tenga una buena educación, contrataré una maestra que le de clases particulares; nada de escuela de monjas, esas son las peores. De preferencia la maestra deberá ser ex militar con amplia experiencia en armas, casada y con al menos 8 hijos; esto claro para tener la tranquilidad de que no sea lesbiana y que sepa hacer labores en el hogar, cosa que deberá aprender mi hija.
En caso de que en el camino se cruce algún valiente que quiera conquistar a mi hija cual Romeo, compraré un revólver Magnum .387 para darle una cálida bienvenida cuando venga a buscarla, o me ingeniaré una manera de mantener alejados a los intrusos de mi casa. Tal vez algo como lo que usó Will Smith para alejar a los zombies en “Im a legend”.
Mientras ella termina sus estudios, yo haré un research en el barrio para ver quién será el futuro esposo de mi hija. El jóven deberá ser fuerte, alto y güero de ojos azules, con trabajo, automóvil y de preferencia que hable por lo menos 4 idiomas, si no habla español no importa. No es por ser malinchista, pero uno quiere lo mejor para sus hijos, pónganse en mis zapatos por favor. De una u otra forma me daré a la tarea de conocerlo, hablar con él e ilusionarlo con mi hija. Por obvias razones no le diré que la tengo encerrada, símplemente le diré que está en Europa terminando el doctorado. Le hablaré tantas maravillas de mi hija, que antes de conocerla ya estará profundamente enamorado de ella y no le importarán las marcas de la cadena y el cinturón de castidad.
Cuando se case con el tipo en cuestión, yo descansaré porque ya será problema de él. Al menos yo habré hecho ya mi excelente labor de padre.
Ahora que, si Dios decide enviarme la bendición de tener un varón, creo que correré el riesgo de ser un padre un tanto alcahuete y sonzacador.
A los 11 años me aseguraré de que ya haya conocido por lo menos un table dance, y haya tenido unas cuantas novias.
A los 15 le compraré el auto de su elección, y lo llevaré a “estrenar” a alguna casa de citas exclusiva para juniors de la farándula.
Prácticamente tendrá lo que él quiera: dinero, fama, mujeres, y todo lo que un hombre desea. Estará tan bien instruído que cuando tenga 16 ya habrá tenido más revolcones que Andrés García, y habrá roto miles de corazones de jovencitas hijas de padres desconsiderados que no se tomaron la molestia de comprar una cadena.
Para que obtenga un buen trabajo, me aseguraré de que termine la preparatoria y después le compraré un título de médico cirujano en la plaza de Santo Domingo, y le conseguiré un trabajo en algún prestigiado hospital en el que sea él el director o algo por el estilo. No tendría que operar a nadie, no empiecen.
En el caso de que su madre comience a celarlo, tendré que cometer un pecado que jamás cometería sin ántes haberlo meditado muchas horas: la golpearía. Solo unas cuántas cachetadas guajoloteras para ubicarla en su nivel de la cadena alimenticia.
Si algún día se enamora de alguien que yo considere que no vale la pena, le contaré historias propias y de amigos para que se de cuenta de que el amor no existe, y no es mas que una falacia para obtener sexo, fin que en realidad debería preocuparle. Esto lo haría en repetidas ocasiones hasta lograr sacar de su corazón a esa bellaca, perfida, golfa y lújubre mujer.
A los 21 años tendrá su mayoría de edad en los cerca de 198 paises del mundo, entonces su destino estará en sus manos, no sin antes haberme asegurado de que este sea prometedor, con lujos, excesos y mucho, mucho dinero.
Ahora que si por azares del destino, mi hijo nace gay, o se hace. Me encargaría de eliminar todos los discos de Ricky
Martin de su alrededor. Lo golpearía a diario con un látigo mientras lo pongo a ver unas cuántas películas de ficheras
, y quitaría de su dieta todos los embutidos, el pollo Kentuchy, las hamburguesas de Mc Donalds, y todos los alimentos de aspecto fálico.
Bloquearía todos los canales de televisa de su televisión, prácticamente solo podría ver los canales para adultos con programas heterosexuales, y el canal de la iglesia de cablevisión para que se sienta culpable y piense dos veces ántes de retacarse el culo de vergas.
Y si por alguna razón sus preferencias no cambian, me veré en la penosa necesidad de sacrificarlo como hacían los guerreros en la película 300 con los recién nacidos débiles.
Vaya, no sé si seré un buen padre, pero mira que me hace ilusión ver a mis futuros hijos. Creo que serán unos niños sanos, bellos y fuertes. Tal como su padre.
Me retiro queridos lectores, abrazos.
PD: Viva la familia
apoco no es un ejemplo a seguir =D, quiero llorar eso fue demaciado conmovedor